El castor en el Valle del Ebro
Una pieza clave de los sotos ribereños
- Presentación
- Un inciso antes de seguir
- Los rastros del castor
- Presas
- Madrigueras
- Alimentación
. Árboles
. Otras plantas
- Sendas
- Marcaje del territorio
- Huellas
- Excrementos
- Rastreando al castor
- El castor en Zaragoza capital
Nadie esperábamos una sorpresa como la que nos encontramos en 2003 los socios de SECEM al abrir el correo electrónico y encontrarnos con una nota en la que se nos informaba de la presencia del castor en el Ebro, producto de una suelta ilegal de 18 ejemplares traídos de Alemania, aunque más sorpresa resultó la información que le acompañaba: el castor es una especie autóctona.
Distribución, conocida, a octubre 2023, los datos corresponden a las aportaciones de unas 50 personas, más datos propios.
Su llegada fue muy polémica ya que las administraciones regionales implicadas decidieron su erradicación, se le trampeo durante los primeros años con una fuerte oposición de los grupos conservacionistas.
Una vez se le dejó en paz ha ocurrido lo esperable en una especie que vuelve a su biotopo y este se encuentra en buen estado y sin predadores: ha ocupado una parte importante de la cuenca del Ebro en pocos años. No hay datos oficiales de su distribución pero por la informaciones publicadas por distintos aficionados en distintos medios, citas que me han enviado y por mi propio trabajo esta es la distribución de la que dispongo.
Al final del año 2021 lo fotografiaron en el Duero en Soria capital, pocos meses después en Fermoselle (Zamora) y el Tormes (Salamanca) y en el Tajo en Guadalajara y en 2023 en el Guadalquivir, en Jaén, quien sea, sigue soltando castores.
Sin duda su distribución en la cuenca del Ebro es mayor.
La presencia actual del castor en el valle del Ebro es consecuencia de una suelta ilegal de 18 ejemplares llevada a cabo en marzo de 2003. Los ejemplares procedían de granjas de cría en cautividad de Baviera, Alemania. Su presencia fue confirmada en Milagro y Alfaro (La Rioja) por Ceña et al. (2004) en un estudio sobre visón europeo.
Hay constancia de que el castor estuvo presente en la península Ibérica desde hace al menos 1,4 millones de años (Cuenca & Morcillo 2016). Existen citas a lo largo de la península en tiempos históricos, desde la época romana hasta principios de la Edad Moderna (aprox. 1583). Las últimas citas pertenecen al naturalista suizo Konrad von Gesner (Borja Heredia, comunicación personal). En el XVI congreso de la SECEM, diciembre 2023, ha quedado claro que todas las citas después de la época romana no son ciertas, por lo que hace 2.000 años que no estaba entre nosotros.
Un inciso antes de seguir
No es necesario perder mucho tiempo en dejar clara la importancia de este animal en nuestros ríos: su impacto es enorme y no solo en lo que respecta a la vegetación. Es un auténtico ingeniero del ecosistema. Respecto a las dudas que plantea el daño que hace en el arbolado de los bosques de ribera, éstas tienen una sencilla respuesta: castores y bosques de ribera llevan cientos de miles de años (como poco) coevolucionando, exactamente igual que lobos y corzos o linces y conejos, así que ¿Qué es lo que hace el castor?... lo que tiene que hacer y sin duda el bosque de ribera necesita, para estar sano, al castor, tanto como este al bosque ribera. Nuestros sotos no han sido naturales hasta la llegada del castor, él los está renaturalizando, aunque el resultado no nos parezca estéticamente bonito.
Los rastros del castor
Presas
Los ríos mediterráneos tienen una dinámica muy diferente a los de la Europa continental, con épocas de fuerte estiaje seguidas de grandes avenidas, lo que supone un impedimento para la especie a la hora de construir presas. Tampoco construye cabañas. Llegó a construir alguna presa en el río Alhama tras varios meses de sequía y en algún pequeño río alavés. En Zaragoza las ha construido en algunos sobraderos (canales que drenan aguas sobrantes de riego) y en el río Huerva, en ellos puede construirlas sin problemas. Esta particularidad de los ríos mediterráneos lleva al castor a adoptar costumbres algo diferentes, como son la de excavar sus madrigueras en taludes y utilizar los grandes acúmulos de troncos y ramas arrastrados por las avenidas. Pero la entrada de la madriguera que ocupa es siempre subacuática.
Presa en Álava (Jabi Esco)
Río Ega (Jabi Esco)
Presa en el río Alhama (J. Favo, D. Landivar)
Daniel Del Molino
Marta Galarreta
Presa en el sobradero del embalse de la Loteta en Boquiñeni
En el entorno de Zaragoza he podido localizar varias madrigueras, cosa que no es fácil, en unos casos las que se encuentran por encima del nivel del agua con el estiaje, en otros por ver en esperas al amanecer meterse en ellas.
Buscan taludes o terraplenes de tierra para excavar el agujero de entre 1,50-2 metros de profundo, siempre al amparo de la vegetación. Abren en la parte superior un respiradero que no es fácil de localizar porque suele estar entre vegetación espesa o lo cubre con ramas, en este último caso llama la atención ese acúmulo de ramas donde no deberían estar.
Alimentación
La inmensa mayor parte de su alimentación se basa en corteza, ramas finas y hojas, en ocasiones también roe o come raíces. A lo largo del mes de octubre y hasta principios de diciembre se centra en las raíces de las eneas, no dejando, prácticamente, una sola mata. En ocasiones también come los hinojos que están cerca de la orilla, tendremos que descartar la presencia de conejos, de lo contrario no es posible saber cual de los dos ha sido el autor. También come berros y por lo que se lentejas de agua, que evidentemente no dejan rastro, así como rumex, tanto la planta como la mata y llantén.
Más tiempo ha costado descubrir que también comen hierba.
Marcas en los árboles
Se aprecian cuatro tipos de marcas en los árboles:
1) Pequeñas marcas de dientes que según Jenkins & Busher (1979) podrían tener como objetivo detectar el valor relativo de los nutrientes del árbol.
2) Grandes descortezamientos
En primavera la corteza está "suelta" y al morder tira y arranca grandes trozos, sin apenas dejar marca de los incisivos.
3) Ramas cortadas
4) Troncos cortados
Y todo lo que sea gratis bienvenido, así que cuando alguna gran crecida tumba árboles de la orilla el castor no duda en aprovechar la situación.
Además en algunos casos consume raíces.
Este sendero va del río a una pequeña laguna
Marcaje del territorio
Llegado el invierno en estas sendas que entran y salen del río y en playas realiza un marcaje el grupo familia: pequeños montículos donde depositan castoreum y son relativamente numerosos, mejor dicho: multiplican el marcaje, porque a lo largo de todo el año se pueden localizar algunos, pero en mucha menor medida.
Estos montículos los crean con barro, arena, gravilla, materia vegetal o una mezcla de material vegetal con cualquiera de las otras.
Estos marcajes se puede encontrar por todo el territorio del grupo familiar pero tienen dos zonas de marcaje muy llamativas en los bordes de su territorio.
Entre un grupo familiar y otro hay una zona "tampón", tierra de nadie.
El castoreum es un liquido algo viscoso que no se aprecia en los montones de tierra, pero sí se huele sin acercarse mucho si no hay viento o palpando con la mano si lo hay. Históricamente se ha utilizado como fijador de los perfumes.
Hay que tener cuidado con este marcaje porque la nutria en orillas sin rocas o puntos llamativos donde marcar realiza unos montículos similares defecando u orinando encima, pero solo un montón, en una sola ocasión encontré una letrina con 6 montículos pero estaba separada varios metros de la orilla. En el caso del castor puede haber uno o varios juntos y siempre en la orilla y en contados casos a pocos metros en sendas que van del río a los árboles donde se alimenta.
El olor del castoreum o la presencia de un excremento de nutria no dejan lugar a la autoría, pero si no huele a castoreum y la nutria en vez de dejar un excremento a orinado nos puede liar. Las uñas dejadas para realizar el montículo serán la clave, las de la nutria son finas y las del castor muy gruesas y llamativas generalmente, a veces en barro o arena blanda la nutria marca el dedo, lo que, por el grosor, puede parecernos de castor, pero en el centro, más marcada, aparece la uña.
Nutria, encima del montón se aprecia la marca dejada por la orina
Castor y nutria comparten hábitat pero no alimentación, por lo que no compiten. Comparten sendas y zonas de marcaje, parece ser que sin problemas.
Huellas
Las huellas del castor son fáciles de reconocer tanto por su tamaño, como por la uñas que son cortas, gruesas y romas. Marcan 5 dedos en manos y pies. La mano es mucho más pequeña que el pie y rara vez la podremos ver, ya que por la forma de andar pisa con el pie sobre la mano casi siempre.
Un rastro muy curioso es el de la cola, la arrastra por lo que si el sustrato es barro y, especialmente arena, deja una marca muy llamativa.
Uso del territorio
Hay zonas que explotan intensamente para alimentarse durante un tiempo y se mudan a otra para volver años después. Pero a lo largo del año también van variando, cada pocas semanas o meses, la zona de alimentación. Por lo que también hay una variación anual. Y no tiene nada que ver con la alimentación pues las zonas abandonadas, en muchos casos, tienen muchos árboles de los que alimentarse, por lo que el motivo debe ser otro, o no quieren explotarlo en exceso, o es una cuestión de no pasar excesivo tiempo en una zona llamando demasiado la atención de sus predadores.
Se ha realizado un seguimiento de una madriguera durante 255 días entre enero y noviembre, con 129 entradas a la madriguera. Los datos nos muestran una gran movilidad entre los miembros de la familia. Solo en dos ocasiones entró un adulto con las dos crías del año, en otras ocasiones un adulto solo o acompañado de un joven del año anterior o con una cría de este año. Nunca los dos adultos, en otras ocasiones los dos jóvenes, una cría sola o las dos. A partir del 1 de julio las crías del año suelen aparecer sin algún adulto, campeando ya en solitario. En casi todos los casos venían por separado y de zonas distintas.
El trampeo fotográfico en zonas de alimentación o de marcaje ofrece los mismos resultados, en una sola ocasión aparecen los dos adultos, en diversas ocasiones un adulto y una cría o un joven, pero casi siempre un ejemplar solitario.
Como curiosidad la nutria utilizó la madriguera en alguna ocasión.
Nuestros protagonistas
Conclusiones
Respecto a la hora de campear y dormir en la madriguera:
✓ Los miembros del grupo familiar no duermen juntos y tienen una gran variabilidad en su composición a la hora de dormir.
✓ Campean en solitario, excepto los jóvenes de 2-3 meses.
Respecto al marcaje con castoreum:
✓ Un pequeño porcentaje de montículos pasan desapercibos por dos motivos
▶ Estar ubicados en zonas inaccesibles
▶ Por que no parecen montículos, están aplanados, han usado piedras, raíces o elementos artificiales
✓ Este tipo de seguimiento, dependiendo del tipo de río debe hacerse desde el agua, con canoa o badeadores
✓ La ayuda de un perro adiestrado sería de gran ayuda, aunque no imprescindible
¿Y para qué sirve todo esto?
✓ La diferencia en la intensidad de actividad a lo largo del tiempo...
▶... Para saber que no han desaparecido, solo se han trasladado temporalmente
✓ La densidad de marcas de alimentación...
▶ ... Para conocer las zonas por las que tienen más querencia
✓ El marcaje en las fronteras y las zonas tampón...
▶ ... Para localizar territorios ocupados
✓ La fenología del marcaje...
▶ ... Para centrar la búsqueda de territorios ocupados entre diciembre y marzo
✓ ... Ah y se me olvidaba... para disfrutar muchísimo, es el mamífero más agradecido con el que trabajar
Rastreando al castor
A priori cuando se rastrea al castor cualquiera pensaría que lo mejor es ir mirando al arbolado de la orilla en busca de marcas en los árboles, pero no es así, pueden pasarnos desapercibidos roeduras, ramitas bajas o, incluso, arboles pequeños, pero dado que tiene tantos senderos de entrada y salida del río, corta lo que sea y se vuelve al río a comer, dejando los palos de castor en la orilla y una senda muy llamativa, la mejor opción es ir revisando la orilla del río.
Necesita una profundidad mínima de 60 cms y los árboles a menos de 10 metros de la orilla, así que dependiendo del tipo de río puede haber grandes distancias sin rastro del castor.
En las zonas que está ocupando actualmente, diversos ríos de la cuenca del Ebro, Tajo, Duero y recientemente en el Guadalquivir, llega a pasar muy desapercibido, picoteando aquí y allá sin centrase en una zona concreta.
Los jóvenes dispersantes buscan los lugares más adecuados y entre estas zonas óptimas puede haber kilómetros sin apenas rastros, por lo que conviene inspeccionar, en principio, solo las zonas más adecuadas. Una vez estas están ocupadas comienzan a ocupar zonas menos óptimas, en este momento el castor ya no pasa desapercibido.
El castor en Zaragoza capital
Durante los meses de enero y febrero de 2020 se han rastreado los tres ríos existentes en la zona urbana de la ciudad de Zaragoza: Ebro, Gállego y Huerva, y se han geolocalizado 463 marcas de castor de las que 434 corresponden a indicios de alimentación. Se han caracterizado todas las marcas encontradas: tipo de marca, distancia a la orilla (en estiaje), tipo de orilla, densidad de arbolado y de sotobosque.
En los grupos de marcas del mismo tipo solo se caracterizaba el primero de los localizados. En total se han detectado algo más de 600 marcas compatibles con alimentación de castores, las restantes corresponden a marcas pequeñas difíciles de asignar y cuantificar.
Las especies forestales más consumidas son el sauce (Salix sp), el álamo blanco (Populus alba) y el álamo negro o chopo (Populus nigra), aunque también hay indicios de alimentación de 11 tarajes (Tamarix sp), 4 fresnos (Fraxinus angustifolia), 3 laureles (Laurus nobilis), 1 olmo (Ulmus minor) e incluso de un hinojo (Foeniculum vulgare), también consume raíces de enea (thypa). El mes noviembre de 2021 (lo mismo en 2022) prácticamente arrasó todos macizos de enea en el río Gallego. Estas preferencias alimenticias coinciden con las detectadas por Müller-Schwarze & Sun (2003), las especies menos utilizadas quizás sean cortadas y utilizadas para la construcción (Busher 1996) y no para consumir.
Pero también en una ocasión le visto tirar una fila de cipreses y en un par de ocasiones roeduras en pino carrasco (pinus halepensis) y en una cortarlo y llevárselo al agua, con evidentes marcas de haber sido consumido.
Los tipos de marcas se han dividido en cuatro:
1. Pequeñas roeduras, a veces solo unas leves marcas
2. Grandes roeduras
3. Ramas cortadas
4. Árboles cortados
Un grupo familiar de castores suele dejar un rastro
evidente de su paso, lo que se ha observado en ciertas zonas de este estudio.
En otros casos los rastros son escasos y se encuentran muy esparcidos, y quizás son producidos por individuos jóvenes en dispersión que se ven obligados a instalarse en zonas suboptimas. Otro detalle interesante es que parecen utilizar una zona de forma intensa y posteriormente desplazarse a otra, pese a que queden abundantes árboles en dicha zona. Se desplazan aguas arriba o abajo, o simplemente a la orilla opuesta, y permanecen allí durante una temporada para volver incluso posteriormente a una zona ya utilizada. Estos cambios de localización se detectan fácilmente si se analizan la antigüedad de las marcas. En Finlandia Hyvönen & Nummi (2008) observaron una estrategia similar y estimaron que la ocupación media de una zona por parte de los castores americanos es de 2,6 años. Demmer & Beschta (2008) observaron un patrón similar en poblaciones de Oregón (USA)
Respecto al tipo de orilla, los castores en Zaragoza muestran preferencia por las orillas planas con playa, seguido de las de taludes sin playa, y las orillas planas sin playa. Apenas utilizan las zonas de talud con playa. Esto sin duda es una elección en función de su seguridad.
Esto encaja con la distancia de las marcas al cauce, el 29,9 % de los árboles con marcas se localiza en la misma orilla, el 62,7 % se sitúa entre 1 m y 10 m de la orilla, y solo el 7,3 % lo está a más de 10 m.
También resulta llamativo el hecho de que apenas toquen árboles de mediano o gran tamaño: el 82 % de las marcas era en árboles de menos de 10 cm de diámetro y los árboles afectados de más 20 cm apenas representan el 3 %. Esta preferencia ha sido citada por diferentes autores (Jenkins & Busher 1979, Pinkowski 1983, Belovsky 1984, entre otros). Quizás al tener una gran cantidad de pies pequeños a su disposición (hay que tener en cuenta que estos sotos son jóvenes y los que están en primera línea se encuentran sometidos a una fuerte presión por las crecidas) los castores no necesitan dedicar tiempo y energía en tumbar árboles de mayor tamaño.
Además, los castores eligen positivamente las zonas con poco sotobosque y alta cobertura de arbolado.
Para realizar las marcas en los árboles más alejados de la orilla, los animales
posiblemente se desplazarán por tierra desde la lámina de agua, pero seguramente
también aprovecharán la subida del nivel del río. Si tenemos en cuenta las frecuentes avenidas de los ríos Ebro
y el Gállego, que inundan grandes extensiones, cabría esperar encontrar marcas
a gran distancia de la orilla, pero tan solo han aparecido 13 marcas a más de
20 m de la orilla. En cambio, sí que aparecen marcas en los árboles a 2 o 3 m
de altura, por lo que cabe pensar que se alimentan de las ramas que emergen del
agua durante estas fases de crecida, en vez de desplazarse hasta las orillas
temporales que se forman durante la inundación. Hall (1960); Jenkins (1980)
detectaron que hasta el 90% de las marcas se encontraban a menos de 30 m del
agua, datos que coinciden con los de Olson & Hubert (1984) aunque estos
localizaron marcas a hasta 182 m de distancia. Allen (1983) y Fitzgerald et al. (1994) reducen la distancia a 100
m de la orilla.
Y llegados a este punto surge la pregunta ¿Qué problemas puede causar? y la respuesta es sencilla: ninguno. Como hemos visto la inmensa mayoría de los árboles que corta son pequeños y no pasa mucho tiempo en el mismo lugar, además son árboles que en su mayoría rebrotan.
Y, al menos, en la riberas de ríos grandes y medianos hay grandes cantidades de árboles pequeños, debido a que las reiteradas crecidas producen grandes destrozos en los que rápidamente vuelven a crecer nuevos árboles en un número mucho más alto de los que puede acoger la zona, por lo que según van creciendo la mayoría mueren por competencia entre ellos. O sea, el castor adelanta el proceso aclarando pies sobrantes.
En pequeños ríos con plantaciones de chopo, frutales o zonas ajardinadas en entornos urbanos una simple malla conejera o cubrir los troncos con látex y arena gruesa evita problemas, el vallado sirve de poco. La malla conejera la bajan sin problemas si no esta firmemente anclada al árbol, resultando el látex la mejor solución.
Pamplona, todos los árboles de la orilla están protegidos
Las grandes avenidas se llevan por delante muchos más árboles que el castor.
El castor es sin duda una pieza clave de nuestros sotos ribereños y hay que aceptar que ha llegado (o mejor dicho lo han traído) para quedarse.
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Referencias
Allen, A. W. (1983). Habitat suitability index models: Beaver. USFWS. FWS/OBS82/10.30 Revised.
Belovsky G.E. (1984). Summer diet optimization by beaver. American Midland Naturalist, 111(2): 209222.
Busher P.E. (1996). Food caching behavior of beavers (Castor canadensis) - selection and use of woody species. American Midland Naturalist, 135: 34348.
Ceña J.C., Alfaro I., Ceña A., Itoitz U., Berasategui G. & Bidegain I. (2004). Castor europeo en Navarra y La Rioja. Galemys 16(2): 91-98.
Cuenca G. & Morcillo A. 2016. Fósiles de castor europeo en el Cuaternario de la Península Ibérica. Quercus, 369: 52-55.
Demmer R. & Beschta R. (2008). Recent history (19882004) of beaver dams along Bridge Creek in Central Oregon. Northwest Science, 82(4): 309318.
Fitzgerald, J. P., Meany, C. A., y Armstrong, D. M. (1994). Mammals of Colorado. Niwot: Denver Museum of Natural History and University Press of Colorado.
Hall J.G. (1960). Willow and aspen in the ecology of beaver on Sagehen Creek, CA. Ecology, 41(3): 484497.
Hyvönen T. & Nummi P. (2008). Habitat dynamics of beaver (Castor canadensis) at two spatial scales. Wildlife Biology, 14(3): 302308.
Jenkins S.H. (1980). A size distance relation in food selection by beavers. Ecology, 61: 740746.
Jenkins S.H. & Busher P.E. (1979). Castor canadensis. Mammalian Species, 120: 18.
Olson, R y Hubert, W.A. (1994). Beaver: water resources and riparian habitat manager. University of WY. 48pp.
Pinkowski B. (1983). Foraging behavior of beavers (Castor canadensis) in North Dakota. Journal of Mammology, 64(2): 312314.